Seguramente con frecuencia habrás escuchado la palabra “influencer”, probablemente sepas de qué se trata e incluso es posible que muchos de nosotros sigamos a alguno, ya sea por su estilo al vestir, por su buen gusto en la decoración, por sus viajes, su healthy life & style, etc. Hay para todos los gustos, y la imagen que suelen dar es la de un ejemplo a seguir, una persona que nos inspira en algún aspecto personal o profesional.
Gracias a las plataformas digitales actuales, éstos han crecido con mayor facilidad y, desde la comodidad de su casa y con sólo una cámara, captan momentos de interés que atrapen a su audiencia. Lo que tienen en común –independientemente los temas que aborden– es una chispa, una personalidad innata que les vuelve atrayentes, populares, relevantes en las redes sociales; nuevas celebridades.
¿Qué es?
Por definición, son individuos que tienen el poder de afectar las decisiones de compra de otros. En términos de consumo, son miembros de una sociedad o grupo de referencia que actúan como influenciadores.
Los influenciadores pueden ser digitales o sociales, pero en este caso en particular nos abocamos a los digitales.
¿Pueden influir en lo que compro?
Todo depende de quien observe. Existen personas más susceptibles que otras, pero al final esta influencia depende del nivel de identificación que se sienta con estas personas, ya sea directa o indirectamente.
El poder de los influencers
Poco a poco se han convertido en celebridades, aparecen en campañas de marcas importantes, son patrocinados por las mismas, aparecen en portadas de revistas e incluso llegan a tener sus propios shows en distintas plataformas.
Lo más interesante de todo, es que ellos son dueños de su propia imagen, contenido, redes y más, por lo tanto, pueden ajustarse con rapidez y responder con agilidad a lo que busca su audiencia.
