Las elecciones del pasado 9 de noviembre en las que Donald Trump resultara victorioso, dejaron anonadada a la población americana y al resto del mundo, haciendo también que nos cuestionáramos qué fue lo que pasó detrás, ya que para muchos no era siquiera viable que Hillary perdiera la contienda ante su disruptivo contrincante republicano.
La campaña que llevara a ganar a Trump, sin duda cambió el rumbo de toda elección y del marketing político; una historia en la que la data y el marketing digital reinaron, siendo piezas clave de la victoria.
Ésta ha sido la primera campaña enfocada casi 100% en lo digital, bien asesorada y compuesta de un equipo dedicado al monitoreo y análisis. Existe toda una mezcla de marketing político particularmente digital que hizo la diferencia para el partido republicano en esta ocasión. Mencionaremos los aspectos más importantes de esta estrategia.
El mensaje
Aunque, para muchos, los mensajes emitidos durante su campaña denotaban odio y racismo, y eran motivo de indignación y molestia, su alcance era grandísimo y, al dirigirse a las personas correctas, significó una bomba de tiempo para hacer despertar a quienes se encontraban en la oposición del partido demócrata. Tan poderoso fue, que no importó el sinfín de barbaridades que llegó a proponer durante su contienda, los terribles errores que mostró al hablar sobre diversos temas o la falta de temple en cada debate.
Análisis
O sobreanálisis, constante, y con la intención de dilucidar la intención de cada tipo de mensaje creado para cada tipo de audiencia, para así saber cómo segmentar, invertir, o conocer si era necesario hacer un ajuste en el mensaje mismo. El objetivo no era obtener el voto popular, su equipo tenía muy claro qué estados debían ganar y trabajaron en conseguir dicho objetivo. La increíble arma que se formó tras monitorear cada mensaje, cada audiencia y poder personalizarlo, logró hacer escuchar lo que cada persona en Estados Unidos deseaba del candidato.
Tiempo de reacción
Dado que gran parte de su campaña se centró en medios digitales, el equipo de Trump tenía tiempos de reacción sumamente rápidos, así que al momento de generar un mensaje, experimentaban, analizaban y al detectar cuál era el mejor, podían definir cómo invertir de mejor manera su presupuesto y canalizarlo correctamente.
Audiencia específica: “Just the right americans”
Sin una audiencia que lo reciba y se identifique, el mensaje pierde fuerza. En este caso se logró llevar un mensaje casi a cada tipo de audiencia, abarcando incluso las que, decían, no habían sido escuchadas. Al detectar el éxito de cada uno de los mencionados mensajes con estas audiencias que habían estado “dormidas”, se despertó lo que detonaría la hasta entonces improbable victoria del candidato.
Lo tradicional vs. digital
Mientras que Trump tenía un fuerte staff asesorado por los mejores en el campo digital y expertos de Silicon Valley como consultores, Hillary hizo una mezcla distinta, una en la que la atención a los medios digitales fue menor, por tanto, existió una lenta adaptabilidad y menor insight de mensaje–audiencia.
El hecho de que Donald Trump haya formado un staff enfocado a digital no significa que fuese el mejor candidato, más bien nos demuestra el gran cambio que se ha vivido dentro del marketing político, al mismo tiempo que representa una lección de cómo desarrollar una estrategia digital que muestre resultados. En estas elecciones, el poder de las redes sociales, el mensaje y su análisis constante, reinó, dejando antecedentes para próximas contiendas electorales.